Tienes una web. Dentro de la web, hay una estructura que facilita la conversión (conseguir leads o posibles clientes) a través de call- to-action o llamamientos a la acción. Y dentro de éstas, hay un formulario que nos permite conseguir los datos de nuestros visitantes. Enhorabuena: tu sitio web está optimizado y muy adaptado para conseguir uno de los datos personales más preciados de un cliente potencial o cliente real: su dirección de correo electrónico.
Ahora bien, ¿qué hacer cuando ya la tienes?
En primer lugar, pensar bien una estrategia de e-mail marketing. Y es que esta técnica no sólo te permite elegir los contenidos según la tipología de cliente (por edad, por ubicación geográfica o según sus intereses, poder adquisitivo...), sino que también facilita mucho el proceso de venta. Así, después de crear tu propia base de datos para el e-mail marketing, crea tu propia oferta irresistible, para que tu cliente o cliente potencial sólo tenga a un clic la decisión o compra final.
Imagina que tienes un e-commerce o tienda online de productos para mascotas. Después de conseguir los datos de un cliente potencial a través del sistema de captación de leads de tu web, tendrás información de mucho valor: lugar de residencia, si es propietario de un perro, un gato u otro animal de compañía, el producto que más le ha interesado... Es tu oportunidad para enviarle una oferta que le vaya como anillo al dedo.
Además, el e-mail marketing también es una potente herramienta de fidelización. Seguimos con el ejemplo anterior: un cliente habitual ha comprado recientemente una correa de adiestramiento para su perro. Es el momento de proponerle que compre tu mejor guía de adiestramiento, aquellos suculentos premios o, por qué no, un curso de educación canina.
No queremos invadir la “tranquilidad cibernética” de nuestro cliente o lead, ni convertirnos en spam, ni que, de repente, nos agregue a su lista de correo no deseado. Por eso hay que tener muy claras algunas premisas:
Envía sólo información de valor para tu cliente. Cuanto más útil sea, mejor. Una oferta, una promoción o descuento, una invitación a un acto o la descarga gratuita de un e-book, por ejemplo, pueden ser contenidos que tu cliente agradecerá.
Intenta personalizar tu mail al máximo. Dirígete a él directamente, salúdale por su nombre (o, en el caso del ejemplo de antes, incluye el nombre de su mascota) y deja constancia que sabes qué necesita. Son formas de resultar más cercano y, por lo tanto, de generar confianza.
Ten mucho cuidado con la privacidad de tus usuarios: no envíes nunca correos masivos, y mucho menos a personas a las que no hayas pedido permiso. Es muy importante que hagas e-mail marketing autorizado (conocido como opt-in), que se refiere a aquellos mails comerciales enviados a las personas que han dado su consentimiento para recibirlo. Si tienes una lista de las personas que han dado su permiso para recibir información sobre mascotas, por ejemplo, pero no sobre productos sobre mascotas, tu mail se puede considerar spam.
Evita los correos masivos: suelen acabar a la carpeta de spam y, además, te alejan de tu cliente.
Si tienes en cuenta los puntos anteriores, conservarás tu reputación como e-mail marketer, mostrarás a tus clientes que respetas su privacidad —además de cumplir la ley—, guiarás a tu destinatario a encontrar más claramente aquello que busca y empezarás a construir un “contrato” a largo plazo con tu cliente basado en la confianza.
Estas premisas, unidas a las consideraciones que hemos visto al principio del artículo, te permitirán realizar ofertas exclusivas a cada persona, a un coste muy reducido y con resultados que podrás medir casi de forma inmediata. Además de ahorrar dinero, te ahorrarás tiempo porque enfocarás tus estrategias, podrás aumentar las ventas y conseguir centrar la atención hacia tu producto o servicio.
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